Disciplina: Normas y Límites


¿Qué significa disciplina?

La disciplina, debe entenderse como parte fundamental de la educación de un hij@. Podríamos entender que la disciplina es el conjunto de derechos y deberes que un niñ@ debe tener en casa, y con su familia.

Debemos entender la familia, como un grupo, un conjunto o un equipo. Por ello debemos enseñar a nuestros hij@s que forma parte de ese grupo, y que en ese grupo, cada persona tiene unos deberes y un comportamiento a seguir.

La disciplina no significa CASTIGO. Querer que nuestros hij@s obedezcan a la primera, no es DISCIPLINA en CASA, es DISCIPLINA de SOLDADOS, y sus hij@s no son soldados. Debe tener en cuenta que su hij@ es una persona, y aunque todavía no tenga las responsabilidades de un adulto, es necesario enseñarles unas pautas (orden, respeto, sinceridad…), y hacerles conscientes de la medida entre lo bueno y lo malo.

Recuerde que la disciplina en casa, SE ENSEÑA, NO SE IMPONE. Es decir, usted no enseña disciplina a su hij@ cuando le castiga sin consola y sin salir por suspender un examen, o por no recoger su cuarto.

Le enseña la disciplina a sus hij@s cuando, obtiene premios o recompensas por seguir la disciplina en casa. Por ejemplo, su hijo sabe que para jugar a la consola, primero debe haber hecho sus tareas de clase. Su hija tiene disciplina cuando sabe que no puede salir, porque no recogió su cuarto.

Tenga en cuenta que, cuando castigamos a nuestros hij@s, les enseñamos que “eso que han hecho” ESTÁ MAL. Es decir, le estamos diciendo “NO” continuamente a nuestro hij@. Sin embargo, cuando recompensamos a nuestro hij@ por recoger los platos, el cuarto, o aprobar una asignatura, le estamos diciendo que “eso que ha hecho” ESTÁ BIEN. Esto significa estar diciéndole a nuestro hij@, que “SÍ”.

La importancia del “NO” y el “SÍ” es sencilla, todos sabemos que sienta mejor, que nos digan qué hemos hecho bien, en lugar de lo que hemos hecho mal. Claro que, tanto en un adulto, como en un niño que está aprendiendo, es necesario conocer tanto lo BUENO, como lo MALO.

RECUERDE: NO DEBE DECIR A TODO QUE “NO”, O “ESTÁ MAL”, DEBE EMPLEAR TAMBIÉN LA FORMA POSITIVA, QUE ES REFORZAR LO QUE SU HIJ@ “HACE BIEN”.

No le de más ventajas de las necesarias a su hij@, y deje de quitarle las ventajas que merece. Es decir, enseñe a su hijo, que no se puede tener todo, y que si quiere algo, tiene que ganarlo. Pero no olvide enseñarle que lo que se ha ganado, lo debe seguir manteniendo, porque si no, puede perderlo.


La disciplina, es un conjunto, no una simple suma de comportamientos. La disciplina se ve en cosas como la responsabilidad (conocer cuáles son tus deberes, y darles la importancia que se merecen), en la organización (como organiza su hij@ sus juguetes o su ropa, o qué horarios sigue, dentro y fuera de clase).

El ORDEN, es solo una de las partes de la disciplina, se puede ver en el orden temporal (horarios, tiempos de juego y tiempos de responsabilidad, clase – recreo, horas para salir de casa, y horas que no debe salir de casa), en el orden físico (de sus juguetes, su ropa, las cosas de los demás, las cosas comunes a la familia, como los platos, el salón, la cocina…). Enseñar a su hij@ el respeto a los objetos de otras personas, igual que a los suyos, es otro aspecto en la disciplina. Igual, el respeto a las personas, tanto dentro como fuera de la familia, el respeto a las personas mayores y la educación al hablar son aspectos que también se pueden incluir en LA DISCIPLINA.

Tenga en cuenta, que la comprensión de los tiempos, es algo que usted ya conoce, pero su hij@ no. Es decir, la capacidad para recordarse a uno mismo lo que uno debe hacer y cuándo debe hacerlo, es algo de lo que carece su hij@, es algo que debe enseñarle con paciencia.

Recordarle a su hij@ los tiempos y las tareas que debe realizar, es algo que debe hacer con paciencia. Su hij@ no puede aprender esto en una semana, ni en un mes. Es algo que debe aprender a lo largo de la vida, debe saber que todos estos aspectos, no solo se aprenden en el tiempo, si no que durante ese tiempo, también la mejoramos, tanto hij@s como padres y madres.


A la hora de enseñarle la DISCIPLINA a su hij@, tenga en cuenta, el ¿cómo le enseño?:

Dar ejemplo: Dar ejemplo siempre ha sido el método más antiguo y más eficaz. Nuestros hij@s crecen y aprenden mientras nos observan y nos imitan, si les queremos imponer las tareas que nosotros jamás hacemos o no nos ven hacer, los niñ@s no verán esa tarea como algo importante, o que realmente debe hacer.

El ejemplo, a la vez que es el método más viejo y eficaz, es también el peor enemigo del padre y la madre. Su hij@ tiene ejemplos por todas partes (en el colegio, en sus amigos, en sus otros familiares menos cercanos, en las personas de la calle…). Tenga MUY EN CUENTA lo que hace y deja de hacer delante de su hij@, si su hijo ve que sus padres le hablan mal a sus mayores, su hijo no tendrá respeto y disciplina con sus abuelos.

Del mismo modo, recuerde que usted es usted, y su hijo es su hijo. Es decir, no puede controlar todo lo que su hijo ve, o todo lo que hace, y mucho menos lo que siente.

Esto tiene que ver con la adolescencia, ya que se procura prohibir las cosas negativas que vienen fuera de casa (malas compañías, travesuras, lugares no muy adecuados para su hij@...), en vez de reforzar las cosas importantes dentro de casa (es decir, enseñarle a su hijo a tener confianza dentro de casa, y comentar con su familia, lo que ve y lo que siente, y hacerle entender que usted NO está para DECIRLE LO QUE DEBE HACER, sino que está para GUIARLE EN LO QUE USTED YA HA VIVIDO).

Enseñarle a su hijo a medir sus errores es fundamental para una buena DISCIPLINA. Debe enseñarle a su hij@ que ni usted ni ell@s son perfectos, y que todos nos equivocamos. Por ello, debe enseñar a su hij@ a medir sus errores y sus aciertos, a pedir disculpas y arreglar sus errores, y a valorar sus aciertos y mejorarlos con paciencia.


¿CÓMO HACER ENTENDER A MI HIJ@ LA DISCIPLINA?

Debería preguntarse CÓMO entiende la disciplina usted mismo, CÓMO la adquirió. Así tendrá claro de qué está hablando.

Las normas y límites se establecen en todo grupo (desde los países, clubes y empresas, hasta la familia). Las NORMAS Y LÍMITES dentro de una familia, se establecen, primero por convivencia y luego por costumbre (de abuelos a padres y de padres a hijos). Aunque no son los únicos motivos, las normas y límites se ponen para asegurar que la libertad no se convierte en libertinaje, y termina perjudicando a los demás miembros de la familia. Además, la coordinación de cómo funciona una casa, es necesaria.

Su hij@ debe entender que si ell@s y sus hermanos ensucian y desordenan la casa, y solo lo recogen ustedes, no hay coordinación. Y que si usted dejase de cocinar, comprarles ropa y limpiar la casa ¿cómo vivirían ell@s?

No se trata de que sus hij@s con 8 años cocinen, limpien, ordenen, compren y se comporten como adultos, solo de ir haciéndoles conscientes poco a poco de que en todo existen normas y límites.


Algunas consideraciones sobre las normas y límites

1. Dedique tiempo para elaborar las normas que considera importantes para su familia. Ustedes los padres y madres marcarán las categorías y su importancia, como pueden ser las referidas a:

- La salud y seguridad de su hijo.
- El respeto a los demás y a las cosas.
- La colaboración en la dinámica de la casa.
- Los valores morales y/o religiosos.

2. Revise las normas y límites y asegúrese que tienen importancia y que vale la pena mantenerlas. Inculque las normas y límites adecuados, pero sin extralimitarse, no imponga tantas que impida la libertad de su hijo.

3. Sea flexible. Sus normas y limitaciones podrán variar a medida que sus necesidades y las de sus hijos vayan cambiando, a medida que vayan creciendo y haciéndose mayores.


A lo largo de su experiencia como padres se habrán encontrado en más de una ocasión con la dificultad de hacer que sus hijos cumplan con las normas que les señalan. Algo se puede hacer para lograr que obedezcan. Tengan en cuenta lo siguiente:

- Que sean comprensibles

Las normas y límites deben ser establecidas de forma clara y comprensible. Piense qué decir y dé instrucciones específicas y claras. Los niños y los adolescentes necesitan oír y saber exactamente qué comportamiento desea de ellos.

- Deje que sus hijos se expresen

Los niños y, sobre todo, los adolescentes, valoran que se les tengan en cuenta a la hora de establecer limitaciones. Cuando los hijos colaboran, es más probable que obedezcan. Sin embargo, escucharlos no significa que tenga que estar de acuerdo y cambie las normas. Algunas normas y limitaciones pueden establecerse en común y otras tendrá que establecerlas usted desde su responsabilidad de padre/madre.

- Explíqueles por qué:

Los niños y jóvenes tienden a obedecer más las normas y los límites cuando comprenden las razones: “no puedes ir en bicicleta por la ciudad porque no”, “no puedes salir este fin de semana porque no”, son normas sin explicación; “no puedes ir en bicicleta por la ciudad porque hay demasiado tráfico y corres peligro; “no puedes trasnochar este fin de semana porque el lunes tienes un examen, incluyen una explicación. Saber que detrás de cada norma y límite hay una explicación lógica ayudará a que sus hijos le obedezcan;

- Establecerlas antes de aplicarlas

Intente no implantar normas imprevistas. Haga lo posible porque sus hijos conozcan la norma antes de infringirla. ¿Cómo se supone que su hijo va a saber que no puede ir en bicicleta por la ciudad, ni trasnochar la víspera de exámenes, si no se lo ha dicho antes? Sus hijos deben saber con antelación las normas y los límites.

- Recuérdelas periódicamente

Los niños y jóvenes, a veces, olvidan las normas. Igual que los adultos. Si nota que su hijo ha olvidado una norma, no espere hasta que surjan los problemas; con delicadeza recuérdesela.

Pero si su hijo la olvida más de dos o tres veces y su “recordatorio” se convierte en una rutina y/o regañina, trate de ver que está pasando y actúe razonable, firme y consecuentemente.

- Mejor positivas que negativas:

Siempre que pueda, intente que sus normas sean “positivas” en lugar de “negativas”. Hacen que los niños entiendan claramente el comportamiento correcto: “Puedes jugar a la pelota fuera” en lugar de “no juegues dentro de casa a la pelota”, o “lávate las manos antes de sentarte a la mesa” en lugar de “no vengas a la mesa con las manos sucias”.


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